domingo, 19 de mayo de 2013

KONTANSTINOS KAVAFIS EL SUSURRO DE ÌTACA

 
“Cuando emprendas el viaje hacia Ítaca
ruega que sea largo el camino,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
A los Lestrigones, a los Cíclopes
o al fiero Poseidón, nunca temas.


 No encontrarás trabas en el camino
si se mantiene elevado tu pensamiento y es exquisita
la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
 

 Ni a los Lestrigones, ni a los Cíclopes,
ni al feroz Poseidón has de encontrar,
si no los llevas dentro del corazón,
si no los pone ante ti tu corazón.
 
 
 

 Ruega que sea largo el camino.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que – ¡con qué placer! ¡con qué alegría! -
entres en puertos nunca antes vistos.
 

 Detente en los mercados fenicios
para comprar finas mercancías,
madreperla y coral, ámbar y ébano,
y voluptuosos perfumes de todo tipo,
tantos perfumes voluptuosos como puedas.
 
 

 Ve a muchas ciudades egipcias
para que aprendas y aprendas de los sabios.

 Siempre en la mente has de tener a Ítaca.
Llegar allá es tu destino.
Pero no apresures el viaje.
Es mejor que dure muchos años
y que ya viejo llegues a la isla,
rico de todo lo que hayas guardado en el camino
sin esperar que Ítaca te dé riquezas.

 
 Ítaca te ha dado el bello viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
No tiene otra cosa que darte ya.

 Y si la encuentras pobre,
 Ítaca no te ha engañado,
sabio como te has vuelto
 con tantas experiencias,
habrás comprendido
 lo que significan las Ítacas”

 

Uno de los poemas más conocidos de Kavafis, es, sin duda, Ítaca. Inspirado en el viaje de regreso a casa de Ulises, es una invitación al viaje, una metáfora de la vida en la que, paso a paso, vamos recorriendo las diferentes etapas de nuestro caminar rumbo a esa Ítaca que nos espera al final del viaje. Como en la vida, lo importante no es adónde nos dirigimos, sino lo que vivimos en nuestro viaje, en nuestro aquí y nuestro ahora.
Como en la vida, los peligros que encontraremos en ese viaje no son más que los que nosotros mismos llevamos dentro y, como en la vida, la belleza de lo que veamos y vivamos no será más que lo que nosotros nos hayamos atrevido a dar, a compartir.
 Es uno de los poemas más bellos que se han escrito jamás. Refleja una profunda sabiduría, la sabiduría de un poeta que, sin necesidad de abandonar su ciudad natal, ha sido capaz de realizar todos los viajes. Son muchos los que han cantado este poema, muchos los que lo han recitado, y muchos más los que hemos aprendido a vivirlo.