Puerta del Perdón,
principal acceso al Patio de los Naranjos de la Mezquita de Córdoba
Coincidiendo
con el esplendor del califato, durante el siglo X se llevarán a cabo las más
extensas intervenciones en la mezquita.
Pero será la
deAlhakén II la ampliación más bella y rica.
El segundo día de su reinado encarga a su chambelán Chafar (o Yafar) las obras.
Se derriba
el muro de la qibla de Abderramán
II, del que también
quedan restos visibles en la actualidad, y se amplía el oratorio en doce
crujías más en el sentido sur seguido hasta entonces.
Para mejorar la
iluminación se construyen cuatro lucernarios con bellas cúpulas nervadas.
El primero de ellos, previo a la macsura, lo ocupa actualmente la Capilla de Villaviciosa.
Esta maravilla de arquitectura califal, cuyo principio y final se vieron en Córdoba, se encuentra en el lugar más rico de la antigua mezquita, la expansión de al-Hakam II. Sirvió como antesala del mihrab, en la nave central de la Gran Mezquita antes de la expansión al este de Almanzor.
En el siglo XIII se convirtió en sagrario cristiano, y detrás de ella se contruyó la Capilla Real.
Ahora se conoce como la Capilla de Villaviciosa, nombrada por la Virgen de Villaviciosa.
.
Los otros tres se elevan delante del nuevo muro de qibla; uno delante
del mihrab y los otros dos flanqueándolo.
Vista frontal de la maqsura de Al-Hakam II, reservada para su uso personal, y el enriquecido mihrab de la Mezquita de Córdoba.
Previos a
la macsura aparecen nuevos arcos polilobulados y entrecruzados, y en
las columnas se alternan fustes rosas y azules.
Los materiales ya no son de
acarreo, sino labrados ex profeso, con presencia de capiteles de
pencas, una abstracción y esquematización de los corintios y compuestos del
mundo romano y que derivarán en los de avispero que se pueden observar en
Medina Azahara.
Esta puerta sirvió como una entrada protegida a la Gran Mezquita para el Califa al-Hakam II, que pasó del Alcázar de los Omeyas (donde hoy está el Obispado) a través de un pasaje elevado. A la izquierda está el mihrab.
Otras
novedades son el doble muro de la qibla, que facilita la conexión con
el sabat y que permite que el mihrab no se límite a un
simple nicho, sino que se abra como una pequeña habitación octogonal cubierta
con una cúpula con forma de concha.
Vista del mihrab de Al-Hakam II, en la Gran Mezquita omeya de Córdoba.
El mihrab se trasladó dos veces en sucesivas expansiones. Columnas del mihrab anterio se re-utilizaron. La expansión posterior de Almanzor hacia el este dejó este maravilloso mihrab fuera del eje central del edificio, pero se respetó.
La inscripción en letras doradas dice: "(Allah) Es el conocedor de las cosas ocultas y manifiestas. Él es el poderoso, el lleno de piedad, el vivo. No hay otro Dios sino Él. Invocadle ofreciéndoles un culto puro. Alabado sea Aláh Señor del Universo. Bendido sea el Imán Al-Mostansir Bil-lah, favorecido por Dios, siervo de Aláh, Alhaquem, Príncipe de los Creyentes.
Vista de la Mezquita desde el rio Guadalquivir.
Prospérele Aláh, por la obra de este templo santo, que excede a toda otra construcción memorable en la amplitud para la comodidad. Lo que hay sobre ellos y sobre él de adornos.
Y se concluó la construcción por su virtud y mandato. La bendición de Aláh sea sobre Mohoma.
Y la paz. Mandó el Imán Al-Mostansir Bil-lah, siervo de Aláh, Príncipe de los Creyentes (ensálcele Aláh) a su liberto y Hachib Cháfar-Ben-Abderraman (compadézcale Aláh) disponer la construcción de este templo y se terminó con el auxilio de Aláh bajo la inspección de Mohamed-Ben-Tamlih, Ahmed Ben Nasar, Jayd-ben-Haxim de la guardia del prefecto y de Motharrif."
El emperador romano de Oriente, o Basileus, Nicéforo Focas (Niceforo II) envió a Al-Hakam II un delicado mosaico de cristal de muchos colores, algunos cubiertos con pan de oro, para decorar el nuevo Mihrab en la expansión de la gran Mezquita. Un experto griego vino a Córdoba para trabajar en el proyecto que se prolongaría durante años, enseñando mientras tanto a los artesanos del califato su oficio. Este trabajo en mosaico es denominado en árabe fusaifisa.
Otra inscripción cercana dice: "...Terminóndose la construcción bajo la dirección de su liberto y Hachib Cháfar-Ben-Abd-al-Rahman... en la luna de Dzu-l-Hicháb del año cuatro y cincuenta y tres cientos." (354 de la Hégira, y 964 de J.C.).
Los enviados
del califa trajeron consigo al mosaísta y 320 quintales de cubitos de mosaico
que el rey de los rumíes le enviaba de regalo...
La cátedra
que hizo hacer Al-Hakam estaba incrustada de madera de sándalo rojo, de ébano,
de marfil y de áloe; costó 35,705 dinares y se tardaron cinco años en
terminarla. (Del Bayan al Mugrib, de Ibn Idhari. Citado por Julio Valdeón
en Cuadernos Historia16).
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