De los
símbolos egipcios quizás el más conocido sea el Ankh (pronunciado Anj); también
llamado “cruz ansada” o “llave de la vida”.
A lo largo
de la historia el Ankh se ha convertido en un símbolo muy popular, siendo
adoptado por personas completamente ajenas a la cultura egipcia que lo creó.
Los antiguos
egipcios dotaron al Ankh de un rico significado. No obstante, y debido al
desconocimiento del lenguaje jeroglífico, el Ankh comenzó a distanciarse de su
significado real y pasó a formar parte de la simbología de escuelas de
esoterismo, logias y asociaciones secretas.
En Antiguo
Egipto se
relacionó con los dioses, necher, que eran
representados portando dicho símbolo, indicando sus competencias sobre la vida
y la muerte, su inmanencia y condición de eternos; relacionado con los
hombres, significa la búsqueda de la inmortalidad, razón por la cual es
utilizada para describir la vida o la idea de vida después de la muerte, entendida
como inmortalidad, al principio sólo digna del faraón y, después del Imperio Nuevo, de todos los egipcios al evolucionar sus
creencias, tal como se describe en el Libro
de los Muertos.
El anj se
relacionó, como símbolo de renacimiento, con la diosaIsis y
con su esposo Osiris, ya que cuando fue
asesinado por su hermano, su esposa lo resucitó mediante la ayuda de Anubis.
Pasados los
años estos nuevos significados y añadidos alejaron al símbolo egipcio de lo que
fue en su origen.
Pasó a conocerse como la “Llave de la Vida” debido a que, en
tiempos antiguos, la Iglesia Copta de Egipto adoptó el Ankh como una
forma de la Cruz Cristiana.
Esta es la
razón por la cual hoy en día el Ankh se conoce como “cruz ansada” o “llave de
la vida” (como dato recordemos que en el Antiguo Egipto las llaves y la
cerradura fueron desconocidas).
El
Ankh se transforma entonces en la “Cruz Egipcia”, apartándose completamente de
su significado original.
El Ankh también fue identificado con la Tau griega, y la podemos encontrar en nuestros diccionarios en el apartado dedicado a las cruces de diferentes culturas.
Con el comienzo de la Nueva Era y las disciplinas alternativas el Ankh reaparece como una herramienta de sanación. Como ocurriera antes en la historia, se adopta su símbolo pero no su simbología.
Con el comienzo de la Nueva Era y las disciplinas alternativas el Ankh reaparece como una herramienta de sanación. Como ocurriera antes en la historia, se adopta su símbolo pero no su simbología.
La ciencia
de la egiptología ha llenado un vacío importante, pero no alcanza.
¿Será posible comprender el significado profundo de una cultura con la
que nada se comparte y cuyo conocimiento se descarta por considerarlo falso?
Nuestros propios prejuicios nos mantienen a varios pasos de distancia de la
real sabiduría de los antiguos egipcios.
El objeto
representado en el símbolo.
El primer
obstáculo con el que nos encontramos al querer estudiar el símbolo es su forma
en sí. Nos preguntamos: ¿qué objeto está representado en este
símbolo? ¿Qué es en realidad?
Hoy en día
los egiptólogos siguen discutiendo lo que el Ankh representa. Existen varias
teorías; veamos: según algunos autores se trata del nudo que ata la correa de
una sandalia, y así lo encontramos en la lista de jeroglíficos del tratado de
gramática egipcia de Allan Gardiner.
Es necesario
explicar que el ankh es un trilítero, o sea, un signo jeroglífico que
representa tres sonidos (en este caso “ˁnḫ” que se translitera “anj”).
Si
buscamos “ankh” en la lista de signos jeroglíficos según la numeración de
Gardiner, lo encontraremos con el número S33 designado como un “nudo de correa
de sandalia” que está incluido en la sección de coronas y vestimenta.
Otros
estudiosos opinan que el Ankh representa el cordón umbilical anudado; la
vértebra de un toro; una mesa de ofrendas; un ser humano con los brazos
extendidos; el horizonte donde se posa el sol representando al ser humano que
se supera a sí mismo, etc.
Lo que sí
sabemos es que los propios egipcios olvidaron con el pasar de los siglos cuál
era el verdadero objeto representado en el Ankh, como si eso careciese de real
importancia. ¿Será entonces que la forma del Ankh representa algo en
particular? ¿Es la representación de un objeto muy estilizado o es un símbolo
universal? Los sabios Akhu pueden darnos alguna pista que revele las
respuestas.
Los Akhu,
que traducimos como “ancestros”, son los espíritus luminosos de quienes nos
antecedieron y nos preceden y guían.
Ellos son la prueba que demuestra que los
sabios egipcios estaban en lo cierto cuando afirmaban que coexisten dos mundos
en uno.
El mundo Visible y material que experimentamos y reconocemos con
nuestros cinco sentidos, y otro Invisible a nuestros sentidos.
Los egipcios
llamaron al mundo invisible “Duat”.
Quienes
poblamos el mundo material no podemos comprender que hay cosas y objetos que no
están representados en nuestro mundo “visible”.
El ankh no es un objeto que
exista en el mundo visible, él existe en Netjer pero no en la materia. Es
energía de Netjer y está incluido en la creación, pero no lo conocemos como un
objeto “real”.
En el mundo
de los muertos hay objetos que desconocen los vivos. Hay muchas cosas que no
pueden describirse porque no existen en la materia.
El Ankh es uno de esos
objetos, es energía, es forma que contiene una verdad en sí, es un
“objeto”divino y no es necesario que represente un objeto material. Su energía
es lo importante, no su diseño.
Se comprende
entonces que estamos tratando con un símbolo universal, no algo en particular;
no debemos intentar identificar el objeto Ankh, proporcionándole una forma
entendible porque no la tiene. Los sabios dirán que es fe, es Netjer o es,
simplemente, Ankh.
Aunque
el Ankh sea un objeto que no se puede rotular, continúa siendo un objeto,
uno divino y tiene forma que se presenta como un nudo, una unión,
una atadura, un vínculo, una conexión…
Debemos en este punto preguntarnos qué
une, ata o conecta el símbolo Ankh. La respuesta nos revelará su significado
oculto.
La finalidad
del Ankh está escondida en su forma, su verdad está escondida en su atadura. El
Ankh debemos verlo como un anillo, una unión, un poderoso talismán que une lo
que no puede ser separado, pero a veces está desunido.
La unión
entre dos mundos.
El Ankh es
un símbolo egipcio y no puede sustraerse de la cultura que lo creó. Según la
creencia egipcia existen dos mundos paralelos.
En uno estamos inmersos, es el
mundo visible y material. El otro mundo nos es ajeno, desconocido e inmaterial.
El ser humano es un caminante entre los dos mundos, su ciclo de vida y muerte
se lleva a cabo en ambos mundos, la existencia no se detiene en ningún momento.
El difunto renace en el mundo invisible y viceversa.
El Ankh es un
lazo con el mundo invisible que no debe desatarse. Es eso lo importante a la
hora de querer comprender su significado.
El signo
jeroglífico Ankh, el trilítero, se lee “vida”. Los egiptólogos nos dicen que el
ankh simbolizaba para los egipcios la vida, el aire y por extensión el agua (la
fuente de vida).
Explican también que el Ankh debe interpretarse
como el aliento vital que facilitaba la respiración a los difuntos en el Más
Allá. De esto se deduce que el Ankh es vida para los residentes de ambos
mundos. El Ankh beneficia tanto a los vivos como a los muertos.
La vida
eterna.
Normalmente
nos referimos a la vida eterna como una recompensa de la que disfrutan los
difuntos en el Más Allá luego de una vida virtuosa. La existencia sería
entonces eterna y estática. Pero para los egipcios nada era estático, puede que
ni siquiera la muerte lo fuera.
En las
inscripciones es frecuente encontrar dos jeroglíficos para expresar la
“eternidad”: el jeroglífico “neheh” se escribe con el signo del sol entre dos
trenzas de lino. Esta eternidad, con la presencia del Sol, es una “eternidad
luminosa”; se trata de una eternidad superior, la eternidad de Netjer y de Su
esencia.
Existe otra
eternidad, “djet”, la eternidad que corresponde a los ciclos de la Creación. El
ciclo solar representado por el dios Ra, y el ciclo agrícola representado por
el dios Wesir pertenecen a la eternidad djet.
El ser
humano, por estar incluido en la Creación, forma parte de los ciclos. Vive
inmerso en el ciclo de vida-muerte-resurrección que se repite una y otra vez.
Los ciclos mantienen el movimiento y evitan el estancamiento de la vida, y por
ende, del ser humano.
La rueda
cíclica de la existencia lleva al hombre a existir tanto en el mundo visible
como en el invisible. Su existencia no se detiene; al menos en teoría.
Un Ankh, una
“vida”, surge en su momento pero necesita estar ligada con ambos mundos, el
visible y el invisible.
De esta manera el hombre puede unir su acción del
momento presente, con aquella acción de momentos pasados y remotos. Ankh es
vida en reposo que surge y se manifiesta a medida que la persona así lo pide.
Una vez que
el Ankh comienza a actuar, el hombre se ve a sí mismo reflejado en ambos
mundos: el que dejó, Duat, y en el que ahora vive. Una vez que la unión es
entendida se hace eterna, y el hombre no pierde lo que, para estar aquí, dejó
atrás.
Una cosa es
importante, el Ankh viene a aquellos que no perdieron su humildad ni su unión
con el Divino. Pues si lo perdieron el Ankh se deshace y el nudo se suelta. No
hay que perder de vista que el Ankh es unión, es amor y mucho de lo que
sentimos es parte de Netjer y no del hombre. La humildad es el resultado de
aceptar con amor que vivir en unión con Netjer y servir a Su Creación nos nutre
y colma de dicha.
Lo que el
Ankh porta.
El dios
Yinepu y la diosa Amentet ofrecen el símbolo Ankh al difunto Rey Tut-ankh-Amón.
El símbolo
Ankh lo portan únicamente los dioses (1), que lo sujetan de la parte superior
del anillo. Ocasionalmente lo aproximan a la nariz o a la boca del difunto
situado frente a ellos… pero ¿por qué?
En el mundo
de los dioses el Ankh representa lo que ellos tienen para dar. Por lo tanto
llevar el símbolo Ankh de vida en la mano es su forma de decirnos que tienen el
poder de dar lo que los hombres necesitan.
Los hombres
no pueden llevar el Ankh porque no saben de la vida más que lo que viven; en
cambio los dioses son los creadores del mundo que existe para que el hombre
viva en él.
Las deidades
no sólo portan el Ankh. Ellos llevan en sí los suplementos que permiten
al hombre su existencia. Son los portadores de la vida, la muerte,
la verdad y la dicha.
El Ankh es
igualmente un símbolo de la capacidad que tienen los dioses de dar y quitar lo
que Netjer dice que sea dado y quitado. Es una forma de ver la
realidad que las personas no tenemos.
Los dioses
nutren nuestros kau con Su amor y satisfacen nuestras necesidades. Nos dan lo
que necesitamos, no obstante, no dan más de lo que es necesario dar. Sólo lo
justo y necesario. Nadie necesita más que lo que Netjer le da. Eso es Ankh: lo
justo y necesario.
Los hombres
saben del tiempo transcurrido pero sólo Netjer sabe del tiempo perfecto. Él es
el único que puede entender el paso del “tiempo” real, conocer el agua del Nun,
el espíritu que es aire, tiempo y vida en un solo momento en la Creación.
El Ankh
representa ese tiempo que existe fuera del alcance humano y que sólo los dioses
saben manejar. No es ni ayer ni hoy, ni mañana. Es el tiempo que
lleva la Deidad en Sí misma. Eso también es el Ankh, y otra razón por la cual
es llevado y portado por la Deidad y no por los hombres.
Netjer
conoce lo que el Ankh porta, y nos ayuda al entregar este símbolo a los sabios
que sugerirán a sus discípulos cómo utilizarlo en Ma’at. Es en Ma’at misma
donde el Ankh cumple su función.
El Ankh, es
un antiquísimo símbolo egipcio que está aquí para enseñarnos cómo seguir al
Creador, a los dioses, unirnos a ellos, al tiempo divino, al agua de la
creación y al amor. Mientras tengamos el Ankh todo lo que Netjer nos brinda
estará unido a nosotros, y nosotros unidos a nuestros ancestros, y la Creación
se mantendrá unida en todo y todos. La cohesión existe en el Ankh, es tan
simple como eso.
Los espejos
Ankh.
En el mundo
antiguo los espejos eran simples superficies de metal pulido a las que se
adosaba un mango. En Kemet los espejos eran circulares y con mangos elaborados
que podían ser tanto de metal como de madera o marfil. Como los espejos estaban
ligados al culto de Hethert, generalmente los mangos incluían imágenes de esta
diosa y de otras deidades con Ella relacionada como la gata Bast y el enano
bailarín Bes. Así como elementos vegetales, flores de loto y tallos de papiro.
Estos
espejos, además de ser utilitarios, prestaban otro tipo de servicio a su
propietario cumpliendo una función mágico-religiosa. Se guardaban celosamente
dentro de estuches ricamente decorados creados especialmente para ese fin.
Algunos tenían la forma del símbolo Ankh, como lo demuestra el estuche de
espejo dorado que forma parte del ajuar funerario del Rey Tut-ankh-Amón
(2).
La elección
de esta forma particular es debido a que la palabra “espejo” se decía “ankh” en
egipcio antiguo. Conozcamos ahora la razón por la cual los egipcios llamaron
ankh al espejo redondo de metal dorado.
El
espejo-ankh es un método de conocimiento “interno”. Los egipcios usaron el
símbolo Ankh -su nombre y diseño- para crear espejos porque así
tenían un contacto con la Divinidad.
El espejo
muestra lo que Netjer ha creado. El ka, en cambio, es lo que el hombre moldea a
su antojo. Sólo Netjer comprende lo que el Ankh esconde, y sólo Netjer
comprende lo que el hombre esconde. Por esta razón los antiguos asociaron el
símbolo Ankh con los espejos.
Netjer dice
al hombre que forme su ka a su antojo. Netjer nos crea con un ka moldeable que
Él no moldea, porque nos permite a nosotros hacerlo y ser creadores junto con
Él.
El hombre ve
a Dios en su creación humana. Es el Ankh la unión del hombre con su creador y
él la encuentra en el espejo. El hombre observa el espejo y ve su unión con
Netjer, eso es Ankh también, encontrar la semilla divina usando el espejo-ankh
para lograrlo.
Somos una
“imagen” de Netjer, somos una parte de Su total. Un dios, un Nombre entre los
Netjeru, sin saber por qué es así, sin poder vivir completamente la divinidad
escondida.
Medita en el
símbolo Ankh, obsérvalo. Mírate en el espejo-ankh y observa el “retrato”
divino. Busca el alma que está escondida en el cuerpo divino, y así vas a
encontrarte con tu ka.
Él es tu obra. Sólo tuya porque desde el principio estuvo en tus manos.
Él es tu obra. Sólo tuya porque desde el principio estuvo en tus manos.
Los antiguos
afirmaban que el ka es del hombre mientras que el khet (cuerpo) es de
Netjer. Es Khnum el alfarero divino el creador del khet que el
hombre trae del vientre de su madre. Khnum también crea el ka, pero lo
“obsequia”. Este “obsequio” será devuelto a Netjer. El crearlo es obra de cada
uno de nosotros, nuestra mayor responsabilidad.
Por
SiatHethert. Shemsu de la Ortodoxia Kemética.
Genial como siempre... cada día + currado. Gracias Fuen.
ResponderEliminarGracias ,me alegra que te guste, buenos dias.
ResponderEliminarsi solo lo p odian llevar los dioses¿como nosotros seres imperfectos seriamos capaces de usar la cruz como amuleto?. .no es ignorancia pensar que frotando o teniendo en la mano la llave obtendré la energía celestial y lo que deseo en mi vida??????entonces para que oramos a Dios buscando su guía y protección?.ESTO es IDOLATRIA Y FETICHISMO!!!!!!!!!!!!.
ResponderEliminarEs una forma parcial de verlo, las personas cristianas utilizan la cruz como forma de sentir cerca a Cristo, y, los seres que utilizan los amuletos lo hacen movidos por el miedo a las energías malignas, no tenemos una visión total de las cosas sino que al juzgar vemos una parte y no el todo real, lo realmente peligroso es la intolerancia y el fanatismo no el usar una cruz o no usarla, esto no hace daño a nadie mientras que la intolerancia y el fanatismo si provoca mucho mal, tenemos que tener cuidado con el sentimiento que se oculta bajo esta energía, buenos días. Que Dios te Bendiga.
ResponderEliminarGracias Fuensanta, lo estaba buscando!! Felicidades por tu trabajo!!
ResponderEliminarSería buena idea tatuarme anhk,es solo un símbolo que deben portar los "dioses"?
ResponderEliminarQuiera que resuman los dibujos habidos en la cruz
ResponderEliminarYo tengo esa Cruz, y me encanta la culture egipcia,
ResponderEliminarA mi me encanta la cultura egipcia saludos cordiales
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