Una
tradición recogida por la Mishna hebrea, afirma que la vid era el árbol del
Bien y del Mal, cuyo fruto aporta el conocimiento.
Generalmente, la manzana,
con sus cinco pepitas, es el símbolo de ese conocimiento superior, representado
por el pentagrama.
Pero cinco son precisamente las extremidades de la hoja de
parra, el primer vestido de Adán según la iconografía cristiana, cubierto así
por la sabiduría prohibida a los no iniciados.
La misma
alegoría parece esconderse tras otro relato bíblico. Tras posarse el Arca en el
monte Ararat, también símbolo del eje y del pilar cósmicos, Noé cultivó vides y
elaboró el vino con el que se produjo la primera borrachera de la historia.
Uno
de sus hijos, Cam, sorprendió a Noé embriagado y desnudo y llamó a sus otros dos
hermanos para mofarse del estado de su padre. Los hermanos de Cam, Jafet y Sem,
lejos de agregarse a la burla taparon la desnudez de Noé.
Para los cabalistas
no se trata de un desliz del patriarca, sino de una alegoría del conocimiento.
Embriagado por la sabiduría oculta, Noé se tambalea desnudo; todo un símbolo
del alma en su estado original, “borracha” de luz y conocimiento.
El no
iniciado, el ignorante, se mofa de dicho conocimiento, por lo que es tarea del
iniciado, de Jafet, volver a velar la sabiduría para ocultarla a quien no la
merece, “vestir” a Noé.
No parece casualidad que la palabra que designa al vino
en hebreo, yain, posee el mismo valor numérico, 70, que el vocablo cuyo
significado es misterio, sod.
Un brindis por el dios del vino
Un brindis por el dios del vino
Otra curiosa coincidencia resulta del hecho de
que para los turcotártaros del centro de Asia, la invención de las bebidas
alcohólicas se deba a un héroe superviviente de un diluvio, patrón de los
muertos, los borrachos y los niños.
Es una
creencia generalizada que los comienzos de la elaboración del vino se ubica en una
extensa zona situada al sur del Cáucaso:
situado entre Turquía, Armenia e Irán.
La
uva primigenia era la vitis vinifera sylvestris y se han recogido
numerosas evidencias arqueológicas en las inmediaciones de Turkmenistán, Uzbekistán y Tajikistan datadas
en lo que va desde el neolítico hasta comienzos de la época
de bronce.
Existiendo dataciones anteriores en Ohalo II (cerca del mar
de Galilea) que señalan 20.000 a.C.8 Ya
en el mioceno crecía
la uva en Europa Occidental.9 Se
han encontrado evidencias de hojas pre-vinifera que crecían en estado salvaje (vitis
labrusca) enMontpelier, en Castiona (a las afueras de la
ciudad de Parma).
No obstante las evidencias arqueológicas señalan que en los yacimientos de Hajji
Firuz Tepe en los Montes Zagros (Irán) ya se elaboraba
vino debido a la presencia de restos analizados químicamente (mediante la
aparición de trazas de ácido tartárico), se ha podido determinar
igualmente que se aromatizaba con resinas de terebinto (Pistacia terebinthus).
El
problema de datar los orígenes del vino se centra en resolver si las trazas
obtenidas de muestras arqueológicas corresponden a lo que se define por vino o
no, si fue fermentado de forma natural o artificial, etc, la presencia de ciertos
compuestos como ácido tartárico, o tartratos es
la forma más común de resolver la cuestión.
No obstante existen otros métodos
alternativos vineo-paleográficos.
Es muy
posible que estas primeras frutas salvajes de pre-vinifera fueran poco a poco domesticándose,
logrando finalmente su cultivo a medida que el hombre abandonaba el nomadismo.
La
viña necesita de tres a cinco años para empezar a ser productiva, lo que hace
suponer más que su cultivo empezó cuando el hombre se hizo sedentario.
El
uso de esta uva primigenia como fruta, quizás diera lugar a una bebida
azucarada procedente de su zumo obtenida directamente por aplastamiento: el mosto.
En el siglo VII emerge
desde Medina y
la Meca una
nueva religión: el Islam. Se extiende desde Afganistán hasta
el sur de la frontera de Imperio
bizantino. Se extiende hasta invadir parte de la
península Ibérica y derrotar a los visgodos en la Batalla del Guadalete en el año 711,
pasan los Pirineos y
en el año 732 se
detiene el avance musulmán en la Batalla de Poitiers liderada por el franco Carlos
Martel.
Esta derrota repliega el imperio musulmán detrás de los Pirineos
ocupando la península durante casi ocho siglos en lo que se denominó Al-Ándalus.
Los preceptos religiosos islámicos prohíben
la ingesta del vino, pasando a ser una bebida
tabú.
O lo que es lo mismo halal según las leyes dietarias del Islam,
a pesar de ello el consumo de vino no desaparece aunque sí queda reducido a una
mínima expresión.
Alguno
de los altos mandatarios como Abderramán
III gustaban de incluir vino en sus fiestas y toleraba su consumo
siempre que fuese moderado.
Durante el Al-Ándalus la
uva se vendimiaba con el objeto de tomar su fruta que a veces desecaban en
forma de pasas,
elaboraban un mosto cocido que adquría la consistencia de jarabe y que
se denominaba rubb (origen etimológico de la palabra arrope), a pesar de
las prohibiciones religiosas musulmanas todas las clases sociales andalusies
bebían vino y el delito de embriaguez era judgado con penas leves.
Durante
algún tiempo algunos alfaquíes ortodoxos se quejaron de semejante trangresión
y fue durante el reinado de Al-Hakam II para
arrasar las viñas.
En muchas ocasiones se comercializaba el vino con la excusa de que era un
producto vendido y para mozárabes.36 Su
adoración hace que existan poemas dedicados al vino, de esta forma autores como Abu Bakr Muhammad,
el rey de la taifa de Sevilla al-Mu'tamid,
etc.
¡¡Cuántas noches me han servido las copas
las manos de un corzo que me compromete!!
Me hacía beber de sus ojos y de su mano
y era embriaguez sobre embriaguez, pasión sobre pasión.
Yo tomaba los besos de sus mejillas y mojaba mis labios
en su boca, ambas más dulces que la miel.
¡¡Cuántas noches me han servido las copas
las manos de un corzo que me compromete!!
Me hacía beber de sus ojos y de su mano
y era embriaguez sobre embriaguez, pasión sobre pasión.
Yo tomaba los besos de sus mejillas y mojaba mis labios
en su boca, ambas más dulces que la miel.
Ibn al-Kattānī, Tašbīhāt, núm. 177.
En
el siglo XIV durante la etapa del Al-ándalus la fama del vino de Málaga se
hizo tan grande que rivalizaba en el mercado con los vinos griegos de la época.
Cuerpo y
sangre de la divinidad, un viejo mito que en su versión celta reaparece con
extraña fuerza en la Edad Media bajo el concepto del Grial, el vaso sagrado que
contiene el precioso vino de la vida y el conocimiento, la sangre de Cristo.
No
es una idea nueva, desde luego. Curiosamente, los dioses asociados al vino son
dioses civilizadores, que aportan, entre otros, el conocimiento de la
agricultura.
Pero quizás su rasgo más característico es que son sacrificados, y
a menudo despedazados, tal y como se parte el pan entre los comensales de un
banquete. Dios de la vid y del vino es Osiris, el “Ser bueno”, despedazado por
su hermano Set, que esparce sus miembros por todo Egipto.
Pero Osiris es,
asimismo, señor de la vida eterna y símbolo de la tierra, cuyos frutos son el
pan y el vino.
Civilizador es, también, el Orfeo griego, la figura fundamental
de los misterios órficos, héroe divino despedazado por las furiosas y borrachas
bacantes que esparcen sus miembros, quizás se pudiera decir que los “siembran”,
sobre la tierra.
Y ello nos conduce a la presencia del gran dios del vino a
quien honran las bacantes y (muchos sin saberlo) los parroquianos habituales de
las tabernas actuales: Baco o Dionisos.
Hijo de
Zeus, Dioniso fue despedazado por los titanes, para luego ser resucitado.
Durante una estancia en el monte Nisa inventó el vino, cuyo cultivo y
elaboración enseño, como regalo divino, a los hombres.
Las
bibliografías alquímica y farmacológica están llenas de fórmulas medicinales
que utilizan el vino como base de bebedizos dotados de muchas propiedades. He
aquí algunos preparados que el lector podrá elaborar sin demasiado esfuerzo:
AGUA PÓNTICA
DE PITZ EL SALMANTINO: Un licor que tiene fama de proporcionar lozanía y buena
figura: vino blanco añejo (1,25 litros), aguardiente seco (2,5 litros), agua
destilada (1,23 litros), azúcar blanco (2 kilos), coriandro (18 gramos), clavo
de especia (5 gramos), anís verde (6 gramos). Preparar un jarabe con el azúcar
y el agua destilada. Machacar las especias y dejar macerar en la mezcla de vino
y aguardiente. Agitar con frecuencia. Al cabo de 6 semanas colar el preparado y
añadir el jarabe.
VINO DEL
AMOR: Vino tinto (2 tazas), canela (3 cucharaditas), jengibre (3 cuchadaritas).
Opcionalmente pueden añadirse dos cucharaditas de jugo de ruibarbo. Tomar una
vaina de vainilla y hacerle un corte longitudinal. Añadir a la mezcla. Dejar
reposar durante 3 días.
ELIXIR DE
LARGA VIDA DE JACOBO LAURENCE: Se trata de la fórmula de un escocés que vivió
140 años, tomando el siguiente preparado: vino tinto (100 partes), extracto de
genciana (2 partes), azúcar (12 partes), cortezas de naranja (7 partes).
VINO TÓNICO:
Vino tinto (15 partes), tintura de genciana (1 parte).
VINO
NUTRITIVO: Vino generoso (10 partes), alcohol purificado de 25º (5 partes),
azúcar (4 partes), esencia de ruibarbo (1/8 parte).
LAUDANO: El láudano (del latín ladanu) es una tintura alcohólica de opio preparada por primera vez por el alquimistaParacelso.
Para ser más exacto es una preparación compuesta por vino blanco, azafrán, clavo, canela y otras sustancias además de opio; usada con fines medicinales en una gran variedad de drogas patentadas durante elsiglo XIX.
Las más famosas mezclas de alcohol y opio fueron aquellas comercializadas por Thomas Sydenham, que usaba vino de Málaga, y el del abate Rousseau, medico personal de Luis XIV de Francia, que usaba alcohol al 60% con levadura de cerveza; luego se utilizó la mezcla de W. K. Harrison, en Leeds (Inglaterra)
LAUDANO: El láudano (del latín ladanu) es una tintura alcohólica de opio preparada por primera vez por el alquimistaParacelso.
Para ser más exacto es una preparación compuesta por vino blanco, azafrán, clavo, canela y otras sustancias además de opio; usada con fines medicinales en una gran variedad de drogas patentadas durante elsiglo XIX.
Las más famosas mezclas de alcohol y opio fueron aquellas comercializadas por Thomas Sydenham, que usaba vino de Málaga, y el del abate Rousseau, medico personal de Luis XIV de Francia, que usaba alcohol al 60% con levadura de cerveza; luego se utilizó la mezcla de W. K. Harrison, en Leeds (Inglaterra)
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