lunes, 20 de febrero de 2012

El Cantar de los Cantares




1 Cantar de los cantares de Salomón.

Primer Canto
La amada
2 Ah, si me besaras con los besos de tu boca...
¡grato en verdad es tu amor, más que el vino!
3 Grata es también, de tus perfumes, la fragancia;
tú mismo eres bálsamo fragante.
¡Con razón te aman las doncellas!
4 ¡Hazme del todo tuya! ¡Date prisa!
¡Llévame, oh rey, a tu alcoba!

Los amigos
Regocijémonos y deleitémonos juntos,
celebraremos tus caricias más que el vino.
¡Sobran las razones para amarte!

La amada
5 Morena soy, pero hermosa,
hijas de Jerusalén;
morena como las carpas de Cedar,
hermosa como los pabellones de Salmá.
6 No se fijen en mi tez morena,
ni en que el sol me bronceó la piel.
Mis hermanos se enfadaron contra mí,
y me obligaron a cuidar las viñas;
¡y mi propia viña descuidé!
7 Cuéntame, amor de mi *vida,
¿dónde apacientas tus rebaños?,
¿dónde a la hora de la siesta los haces reposar?
¿Por qué he de andar vagando
entre los rebaños de tus amigos?

Los amigos
8 Si no lo sabes, bella entre las bellas,
ve tras la huella del rebaño
y apacienta a tus cabritos
junto a las moradas de los pastores.

El amado
9 Tú y tus adornos, amada mía,
me recuerdan a las yeguas enjaezadas
de los carros del faraón.
10 ¡Qué hermosas lucen tus mejillas entre los pendientes!
¡Qué hermoso luce tu cuello entre los collares!
11 ¡Haremos para ti pendientes de oro
con incrustaciones de plata!

La amada
12 Mientras el rey se halla sentado a la mesa,
mi perfume esparce su fragancia.
13 Mi amado es para mí como el saquito de mirra
que duerme entre mis pechos.
14 Mi amado es para mí como un ramito de azahar
de las viñas de Engadi.
El amado
15 ¡Cuán bella eres, amada mía!
¡Cuán bella eres!
¡Tus ojos son dos palomas!
La amada
16 ¡Cuán hermoso eres, amado mío!
¡Eres un encanto!
El amado
Una alfombra de verdor es nuestro lecho,
17 los cedros son las vigas de la casa
y nos cubre un techo de cipreses.



La amada
1 Yo soy una rosa de Sarón,
una azucena de los valles.
El amado
2 Como azucena entre las espinas
es mi amada entre las mujeres.
La amada
3 Cual manzano entre los árboles del bosque
es mi amado entre los hombres.
Me encanta sentarme a su sombra;
dulce a mi paladar es su fruto.
4 Me llevó a la sala del banquete,
y sobre mí enarboló su bandera de amor.
5 ¡Fortalézcanme con pasas,
susténtenme con manzanas,
porque desfallezco de amor!
6 ¡Ojalá pudiera mi cabeza
reposar sobre su izquierda!
¡Ojalá su derecha me abrazara!
El amado
7 Yo les ruego, mujeres de Jerusalén,
por las gacelas y cervatillas del bosque,
que no desvelen ni molesten a mi amada
hasta que ella quiera despertar.
Segundo Canto 


La amada

8 ¡La voz de mi amado!
¡Mírenlo, aquí viene!,
saltando por las colinas,
brincando por las montañas.
9 Mi amado es como un venado;
se parece a un cervatillo.
¡Mírenlo, de pie tras nuestro muro,
espiando por las ventanas,
atisbando por las celosías!


10 Mi amado me habló y me dijo:
«¡Levántate, amada mía;
ven conmigo, mujer hermosa!
11 ¡Mira, el invierno se ha ido,
y con él han cesado y se han ido las lluvias!
12 Ya brotan flores en los campos;
¡el tiempo de la canción ha llegado!
Ya se escucha por toda nuestra tierra
el arrullo de las tórtolas.
13 La higuera ofrece ya sus primeros frutos,
y las viñas en ciernes esparcen su fragancia.
¡Levántate, amada mía;
ven conmigo, mujer hermosa!»

El amado
14 Paloma mía, que te escondes
en las grietas de las rocas,
en las hendiduras de las montañas,
muéstrame tu rostro,
déjame oír tu voz;
pues tu voz es placentera
y hermoso tu semblante.
El amado y la amada
15 Atrapen a las zorras,
a esas zorras pequeñas
que arruinan nuestros viñedos,
nuestros viñedos en flor.
La amada
16 Mi amado es mío, y yo soy suya;
él apacienta su rebaño entre azucenas.
17 Antes de que el día despunte
y se desvanezcan las sombras,
regresa a mí, amado mío.
Corre como un venado,
como un cervatillo
por colinas escarpadas.

1 Por las noches, sobre mi lecho,
busco al amor de mi vida;
lo busco y no lo hallo.
2 Me levanto, y voy por la ciudad,
por sus calles y mercados,
buscando al amor de mi vida.
¡Lo busco y no lo hallo!
3 Me encuentran los centinelas
mientras rondan la ciudad.
Les pregunto:
«¿Han visto ustedes al amor de mi vida?»
4 No bien los he dejado,
cuando encuentro al amor de mi vida.
Lo abrazo y, sin soltarlo,
lo llevo a la casa de mi madre,
a la alcoba donde ella me concibió.
El amado
5 Yo les ruego, mujeres de Jerusalén,
por las gacelas y cervatillas del bosque,
que no desvelen ni molesten a mi amada
hasta que ella quiera despertar.


El coro
6 ¿Qué es eso que sube por el desierto
semejante a una columna de humo,
entre aromas de mirra e incienso,
entre exóticos perfumes?
7 ¡Miren!
¡Es el carruaje de Salomón!
Viene escoltado por sesenta guerreros,
escogidos entre los más valientes de Israel.
8 Todos ellos portan espadas,
y han sido adiestrados para el combate;
cada uno lleva la espada al cinto
por causa de los peligros de la noche.
9 Salomón mismo se hizo el carruaje
con finas maderas del Líbano.
10 Hizo de plata las columnas,
y de oro los soportes.
El asiento lo tapizó de púrpura,
y su interior fue decorado con esmero
por las hijas de Jerusalén.
11 ¡Salgan, mujeres de Sión!
¡Contemplen al rey Salomón!
¡Lleva puesta la corona que le ciñó su madre
el día en que contrajo nupcias,
el día en que se alegró su corazón.


3 comentarios:

  1. EL CANTAR DE LOS CANTARES – UN CANTO MATRIMONIAL MÍSTICO
    La palabra Saba significa siete, y la visita de Saba a Salomón constituye la preparación a las delicias del alma del Matrimonio Místico, que es el motivo espiritual de los Cantares.

    Para aquellos cuyos ojos se han abierto al significado real de la Búsqueda, esta antigua leyenda de Saba y de Salomón contiene muchas premisas relacionadas con el propósito y la preparación necesarios para su feliz conclusión. Salomón, el Sabio Vidente, encontró el camino y aprendió a caminar allí, preparándose para la futura encarnación del Uno que iba a venir en una más completa y perfecta demostración del “Camino, la Verdad y la Vida”. Este sublime “Cantar de los Cantares” atribuido a Salomón, canta en sus inspirados compases la preparación y la Ruta.

    En este Cantar, el autor alquimista ha expresado en alegorías la fórmula para fabricar la Piedra Filosofal. El relato en sí mismo es completamente simple. Nos cuenta del Rey Salomón el cual, en su visita al viñedo del monte del Líbano, se sorprende al ver a una moza sulamita. Ella le rehuye. Más tarde la visita disfrazado como un pastor y conquista su amor, después de lo cual acude ceremoniosamente a reclamarla como su reina. El poema abre con un recital de su matrimonio en el palacio real.

    El Cantar de los Cantares tiene dos principales protagonistas, uno masculino y el otro femenino. El primero responde al nombre de Shelomah (apacible), y el segundo al de Sulamita (perfecto). Es de notar que ambos nombres son variaciones de la misma raíz, modificando la terminología para indicar el género. Sulamita es la forma femenina de Salomón. En la traducción inglesa ambos caracteres no se pueden diferenciar tanto como en el hebreo. (1)

    Los antiguos Templos de enseñanza reconocían estos dos polos del ser espiritual y se simbolizaban en las dos columnas o pilares que se erguían ante los Templos de los Misterios. Los dos pilares Jachin y Boaz se elevaban a la entrada del Templo de Salomón, significando ambos Fortaleza y Estabilidad y además Belleza; también se conocen como las Columnas de la Victoria. El candidato siempre tiene que pasar por entre estos dos pilares en su búsqueda de la Luz, Luz que está en el oriente.

    El Canto místico de Salomón es un delineamiento poético y alegórico de los pasos o grados que llevan al desarrollo de la Conciencia Cósmica, parcialmente patentizado en los videntes. Estos grados, a veces denominados “velos” en las primeras Escuelas de Misterios son siete y se enumeran así:
    Primer Grado: La Búsqueda.
    Segundo Grado: El Despertar del Amor (lo Místico)
    Tercer Grado: La Realización del Conocimiento (lo Oculto)
    Cuarto Grado: El Desprendimiento
    Quinto Grado: La Unificación
    Sexto Grado: La Aniquilación
    Séptimo Grado: La Consumación

    La exultante frase que tañe en el Cantar del Rey Salomón toma forma real en las palabras preciosas repetidas tan a menudo:” Mi bien amado es mío y yo soy suyo” mientras que la frase que completa el canto “él pastorea entre los lirios” es característica del Camino que culmina en la Consumación divina.

    Esta culminante mezcla de los dos polos del Espíritu que constituye el Matrimonio Místico, se representa en los versículos con los cuales San Juan abre su Evangelio: “El Verbo era con Dios” y su música acompaña cada versículo del hermoso canto nupcial de Salomón. El Cantar de los Cantares está velado para aquel que no esté listo para intentar la Búsqueda y aparece bajo la semejanza de un tierno canto de amor humano constituyendo para el iluminado una revelación del Santo de los Santos, el cual permanece en la Luz Eterna que ya no se ve “como a través de un cristal, obscuramente”, sino con claridad trascendente, “Cara a Cara”.
    ------------------------------------------------------------------
    (1) Solomon y Shulamith en inglés (N. del T.)
    (Extraído de “La Biblia el maravilloso libro de las Épocas”- de Corinne Heline

    ResponderEliminar
  2. ¡¡¡Gracias Jose!!! me ha emocionado, bellisimo el escrito, divino, no podria haber tenido esta mañana mejor despertar, gracias por esta maravillosa aportaciòn, un besote y un abrazo de Luz.

    ResponderEliminar