lunes, 20 de febrero de 2012

LAS TIGRESAS BLANCAS Y SUS DRAGONES



Las Tigresas Blancas y el Dragón de Jade




La mayoría de mujeres que llevan a cabo el aprendizaje de Tigresas Blancas, no disponen del tiempo suficiente para trabajar y ganarse la vida. Por eso necesitan una especie de "mecenas", un hombre que comparta sus objetivos, las entienda, les marque una disciplina en su vida, y esté dispuesta o mantenerlas, al menos durante sus tres primeros años de prácticas.

Este hombre es el Dragón de Jade, el único autorizado a mantener una relación formal con la Tigresa Blanca, aunque no suelen vivir juntos, y si lo hacen, cada uno duerme en su propia habitación.
Una vez a la semana la Tigresa le pide permiso para dormir con él, y en ese caso, de mutuo acuerdo, practican varias técnicas sexuales, siguiendo reglas muy estrictas.



A diferencia de la Tigresa Blanca, que practica sexo con muchos hombres, el Dragón de Jade le debe una fidelidad implícita. 
Toda su existencia durante los tres años de formación de la Tigresa gira alrededor de ella y de sus prácticas, de las cuales él también saldrá beneficiado.

 Pero en ningún momento le impondrá a la Tigresa nada en contra de su voluntad, ni tendrá relaciones sexuales con otras mujeres.

A cambio, la Tigresa le tiene que informar de cada encuentro sexual que vaya a tener con un Dragón Verde y esperar su visto bueno. Su relación se basa en el mutuo acuerdo y la transparencia absoluta de sus actos.

Esto es así porque el Dragón de Jade presencia las felaciones que la Tigresa hace a otros hombres.

El objetivo de actuar como un voyeur es que el Dragón de Jade se vaya excitando, de forma que producirá cada vez más esperma y evitará caer en la rutina sexual que suele caracterizar a la mayoría de las parejas.



Esta complicidad, más que un sinónimo de amor, se establece para conseguir una meta mucho más elevada: progresar juntos en el proceso de restauración de la juventud.

La presencia del Dragón de Jade durante los encuentros de la Tigresa con un Dragón Verde se mantiene secreta en todo momento. El Dragón Verde no puede saber que hay otra persona mirando.

Así, la Tigresa se siente protegida para realizar la felación de la manera más relajada posible y podrá compartir después su experiencia con el Dragón de Jade y hablar de ello.

Éste está autorizado a tocarse mientras observa escondido a la pareja, pero de ninguna forma puede eyacular.

La relación que se establece entre la Tigresa y el Dragón de Jade es una relación compleja y seria, hasta tal punto que cuando una Tigresa encuentra a un posible candidato a Dragón de Jade, le pide a su maestra un estudio astrológico de ambos para ver si son compatibles.

Después de los tres años de permanencia juntos, se pueden separar o seguir unidos. La decisión dependerá de la Tigresa.


Tigresas Blancas: el Dragón Verde





Para poner en práctica sus enseñanzas, la tigresa blanca necesita muchos hombres, y cuantos más tenga, más energía podrá absorber. Aquí es que entra en escena la figura del Dragón Verde (como se llama a su compañero de juego).

El dragón en China es el animal dominante del cielo, símbolo masculino del yang. La búsqueda de Dragones Verdes constituye la tarea diaria de la Tigresa, y tiene que usar todas sus dotes para conseguir que un Dragón Verde se preste a sus juegos sexuales.

El taoísmo ortodoxo preconiza la conservación de la energía sexual masculina a través de la retención del semen (filosofía que difunde también el Tantra), y por eso los hombres evitan la eyaculación.
 Pero la Tigresa Blanca intenta todo lo contrario, es decir, que el hombre eyacule, cuantas más veces mejor, para alimentarse de su energía.

 Por eso, para muchos, las Tigresas ponen en peligro sus metas dentro del taoísmo, aunque ellas creen que el hombre también puede aprovechar estas relaciones para conseguir la inmortalidad.

El Dragón Verde debe ser un hombre normal, de cualquier edad, aunque de no más de 65 años (debido a la calidad del semen), ni un taoísta fanático.

Ademas tiene que ser una persona amable y madura con quien la Tigresa se sienta a gusto.

Con los Dragones Verdes la Tigresa intentará disfrutar, pero en ningún caso se podrá enamorar de ellos.
Por eso, para no crear ningún tipo de vínculos emocionales, elige hombres que no tienen nada que ver con su entorno.


La Tigresa se guía mucho por su intuición, y si un Dragón Verde le da malas vibraciones al principio, no entablará relaciones con él. Pero si es limpio, educado, y de personalidad atrayente, entonces la Tigresa podrá reunirse con él hasta nueve veces como máximo.



Así el Dragón Verde no tendrá posibilidad de apegarse a ella, y la Tigresa evitará que el Dragón quiera practicar otra cosa que no sea la felación, por ejemplo el coito, práctica sexual que no consideran conveniente.

Después de estar nueve veces con él, no lo verá durante seis semanas, tiempo necesario para que el Dragón se reponga (la Tigresa intenta siempre durante una sesión que el Dragón tenga tres orgasmos consecutivos.


Pasado el tiempo de descanso la Tigresa lo vuelve a ver durante nueve semanas, y así sucesivamente hasta finalizar sus tres años de aprendizaje.

Algunos Dragones Verdes pueden llegar a ser Dragones de Jade.

En general es la Tigresa la que lo propone, después de haber satisfecho todos sus deseos durante los tres años de su formación.


De la misma manera, un Dragón de Jade puede convertirse en maestro de tigresas, aunque lo normal es que sean mujeres que han completado su formación de nueve años. Cuando es así, pasa a llamarse Tigre Blanco, homónimo masculino de la Tigresa Blanca.

Pròxima entrega   DE TIGRESA A TIGRESA  MEDITERRANEA

2 comentarios: