jueves, 19 de abril de 2012

Las Lágrimas de los Dioses el Àmbar


El nombre de ámbar parece derivar de la palabra de origen árabe al ambar (dorado), en alusión al color amarillo típico de esta resina fósil originada hace millones de años por una conífera (Pinus succcinifera) actualmente extinguida, pero muy abundante en los inmensos bosques del período Terciario.

El empleo del ámbar por el hombre se remonta a épocas pretéritas. Ya en la edad de bronce era empleado para construir objetos diversos y, posteriormente, los intercambios comerciales entre las poblaciones contribuyeron a su difusión, desde las localidades donde se encuentra en Europa septentrional, a toda la zona mediterránea.


 El origen de esta sustancia fue durante mucho tiempo desconocido, y sobre él se elaboraron hipótesis originales y extrañas; se pensó, por ejemplo, que era orina de lince solidificada, o que derivaba de un extraño proceso de condensación de los rayos solares durante la puesta del Sol.

 Los griegos notaron su peculiar característica de electrizarse al ser frotada con un paño, lo que contribuyó a difundir creencias sobre la capacidad curativa del ámbar que, incluida entre las “piedras de fuego”, era considerada adecuada para la cura de enfermedades respiratorias y nerviosas. 

Se creía, además, que infundía coraje a los gladiadores, que protegía a las mujeres de los abortos y que constituía un excelente cosmético para la piel. Por último, era considerada un talismán contra las brujas y los demonios y para proteger a los niños de los peligros del fuego y del agua.

“Esta es una medicina noble para la cabeza, el estómago, intestinos y otras afecciones nerviosas, lo mismo que contra las piedras”. 
De esta manera, Paracelso adoraba la esencia de ámbar y además escribió: “Ese es el Magisterium Carabe (él describía al ámbar de esta manera), que ha mostrado de muchas maneras sus maravillosas virtudes”.

Todavía en el siglo XIX, al ámbar se le consideró como un tipo de remedio para todos los propósitos. 

De este modo, el ámbar fue altamente valorado desde hace siglos como una piedra curativa, fumigante y medicinal.

Ya en la Edad de Bronce, sobre 1300 DC, se descubrió el ámbar, empezando desde las costas del Báltico, a todos los lugares de Europa, y fue muy codiciado como “El Oro del Norte”.
El ver un ámbar claro en particular, incluso liso, todavía hoy en día, fascina al observador. Y su resplandeciente, extrañadamente fundido y coagulado brillo, además, calienta el corazón y la mente y calma las emociones.

En los tiempos antiguos, los Teutones lo llamaron “Glaesum”. Se deriva de la antigua palabra germánica “Glaes” y “glisis” y quiere decir brillar, de la cual se deriva la actual palabra vidrio.
 Los romanos la llamaron succinum, de acuerdo a su origen, la savia de los árboles, llamada “succus”.

 Los griegos lo llamaron ámbar “electrón” y se refería a sus extraños poderes, así como son bien conocidas hoy en día las cualidades electro-magnéticas.

Como casi cualquier otra “gema”, el ámbar está asociado e incluso considerado como “Las Lágrimas de los Dioses” -de tal manera que, por lo menos, el mito de Phaeton describe su origen.

Nacido del Fuego y el Agua

Ovidio describió el mito de Faetón en su “metamorfosis” y fue preservado también en muchas variaciones por otros poetas. Faetón (ing. El “radiante”, el “brillante”) es el hijo de rey Sol, Helios y Climena, una de las hijas de Okeanos -es decir, un niño de una arquetípica unión del principio del fuego y el agua.

Faetón creció con su madre y, puesto que fue atormentado a causa de su dudosa procedencia real por los chicos de su edad, un día quiso demostrar a todo el mundo que el Dios Sol era realmente su padre.
 Persuadió a Helios de que él mismo podía conducir el “Carro Solar” durante todo un día por el cielo.

 Como a Faetón no le fue posible domesticar a los caballos del Carro Solar y el sol estaba quemando una mitad de la tierra, Júpiter con un destello lo arrojó del carro.
 Faetón cayó al río del cielo llamado Eridanus y se ahogó.

 En sus orillas sus hermanas se lamentaron por él. Debido al dolor, se helaron y se convirtieron en árboles.

 Pero sus lágrimas se volvieron ámbar. Por lo tanto, de ahí el epíteto “Las lágrimas de los Dioses” respectivamente las “Lágrimas de las Hijas del Sol”.

Aquí, es utilizado para parar el flujo sanguíneo, así como el pus, así como también se le utiliza con fiebre; ambos son aplicados con “exceso de espuma”, para el crecimiento de úlceras y también con endurecimientos y formaciones de piedras. Además, al ámbar se le atribuye una gran capacidad para crear pomadas y aceites.
Hoy en día, su uso es muy familiar como fumigante, como joyas y como piedra de curación.
Remedios tradicionales

La aplicación más sencilla del ámbar es llevarla como joya en contacto directo con la piel. Como piedra de curación se la aplica para afecciones del estómago, bazo, hígado, vesícula biliar y riñones y para problemas de piedras y nerviosismo.

 De esta manera, por ejemplo, el duque de Albrecht le dio ámbar a Martin Luther como medicina para su enfermedad de piedras. Mientras la llevaba, soportó mejor una “naturaleza resplandeciente”, una flexibilidad y creatividad fortaleciente y le ayudó a mantener valores tradicionales de una manera positiva.

Cuando la resina petrificada es utilizada como fumigante, su humo tendrá efectos purificantes y ayudará mentalmente a digerir e integrar “viejos temas”. Se inhala con determinación cuando hay afecciones de estómago, ansiedad cardiaca, falta de aire y punzadas en el costado. Además, el incienso de ámbar debería expulsar la parálisis, la gota y el reumatismo.
Ya Plinius, el Viejo (murió en el 79 AC), también recomendaba el consumo del remedio de ámbar para enfermedades oculares llevando una cadena de ámbar para combatir enfermedades de la garganta, fiebre y desórdenes mentales. Dioskurides y Galen (s.I AC) utilizó el ámbar para combatir afecciones del estómago, diarrea y flatulencia y su contemporáneo Rufus de Efesos alabó al ámbar como medicina universal. 

Hildegard von Binger (1098–1178) recomendaba también el consumo del ámbar para dolores de estómago e intestino, micción agravada, contra la muerte negra, y mezclada con vino como una forma de remedio universal. 

Y ya en la Edad Media, se utilizó también el ámbar como polvo para heridas, en vendajes para heridas y en pomadas curativas.
 Como doctor Agrícola apreciaba altamente los remedios del ámbar, para ello “posee la habilidad de propagar y, por lo tanto, tomarse como bebida, para la hemorragia allá donde aparezca.
 Inhibe el vómito, la diarrea, piorrea que ataca las úlceras y, finalmente, catarros de cabeza y, de esta manera, es efectiva contra el dolor de garganta. Vitaliza también el torso y otras partes del cuerpo”. 

“Además, el ámbar es bueno para el corazón y con “palpitaciones de corazón”. “Más aún, el fumigante de ámbar blanco expulsa la epilepsia” escribe el Agrícola.

Los últimos médicos, especialmente en el S. XVII y XVIII, recomendaban remedios de ámbar para enfermedades reumáticas, enfermedades de corazón, de piel y otras convulsiones, neuropatías, enfermedades de los pulmones y, especialmente, contra la formación de úlceras en los pulmones y riñones, para los constipados de tos comunes, entumecimiento del cuello y degeneración de las articulaciones. 

“Mezclado con aceite de rosa y miel, el ámbar cura los daños en los oídos, utilizado internamente, fortalece el estómago y lo libera de viejas y malas humedades … fortalece enormemente el corazón, saca la ictericia, expulsa las piedras y alivia el dolor, para la sangre en la orina”, Johann Schröder declara en su libro “Trefflich versehender medizin-chymischer höchstkostbarer Artzneiy-Schatz”, publicado en 1709. 

El proceso alquímico

“La práctica del Carabe es como sigue”, explica Paracelso la primera simple preparación de una esencia de ámbar en el sexto libro del Archidoxis. 

“Toma el Carabe (ámbar) bien pulverizado. Luego, añádele Circulatum (un disolvente de alquimia; para los primeros experimentos condicionalmente sustituible por alcohol de alta graduación) en una botella y déjalo en cenizas durante seis días. 

Luego, destílalo tanto como se encuentre aceite en el fondo”. Este aceite puede, además, ser procesado para consumo, para que “circule (el aceite con) licor de vino, por la esencia y por sí misma se transforme mejor y el Menstruum disuelto sea más fuerte… la tintura ha de ser amarilla-dorada … 

La dosis para esta esencia es de 20 a 30 gotas.” Según Johann Schröder, mientras que una esencia se preparaba de esta manera, tenía un efecto curativo universal, el proceso con la ayuda del vinagre expulsaba específicamente el sudor y la orina y fortalecía el corazón. 
“Echa vinagre destilado sobre el “Agstein” (ámbar) blanco … déjalo hervir durante varios días en la arena… hasta que el vinagre destilado se vuelva rojo, filtrado y extraído y repetir esto tres veces, luego, precipítalo con el zumo de limones.”

Según Paracelso, hoy en día, la esencia del ámbar se produce nuevamente y de verdad en los laboratorios altamente especializados, donde más de las tres destilaciones mencionadas son llevadas a cabo con el fin de conseguir un alto grado de purificación. 

La razón: el gusto y el olor de la esencia de ámbar, como ha sido siempre descrito, es “extraña” e incluso “desagradable”. Según Paracelso, incluso el ámbar tiene todavía una pizca de gusto típico de resina.

Experiencias de los Terapeutas de hoy en día.

Desde comienzos de 2005, los terapeutas han reunido sus primeras experiencias con la esencia de ámbar a través de Paracelso, el cual está de nuevo disponible hoy en día. Según sus informes, tiene de hecho, un sorprendentemente intenso efecto purificador y equilibrador en todo el aparato digestivo y en las vías respiratorias.

La esencia de ámbar activa de forma similar a como lo hace la esencia de oro, todos los chacras al mismo tiempo y, por lo tanto, ello afectará energéticamente de múltiples maneras. 
Así pues el plexo solar, el sexual y el centro de base son especialmente estimulados al estar bajo el control de toda la “digestión” e “incorporación”.

A nivel energético, fortalece la armonía interna -(particularmente las desarmonías secundarias a problemas conectados con la sexualidad)- y rige los sexos y dificultades, tocando los principios polares elementales del hombre y la mujer, del fuego y el agua. 

De esta manera, la esencia de ámbar contribuye a través de energías inferiores, a hacer posible la integración de esta polaridad de una forma mejor y a aceptarse uno mismo.

 Por lo tanto, ayuda a la superación de las “viejas lágrimas” de heridas físicas y ayuda a mirar al futuro con confianza.

Mientras que la esencia alquímica del ámbar está disponible desde hace aproximadamente un año, el ámbar como joya tiene su auge desde hace 2 ó 3 años, después de haber sido casi insignificante durante cerca de 40 años. 

Parece como si la energía específica del ámbar, sus efectos de fuerza provenientes del “fuego y el agua” sean de nuevo de especial necesidad en los tiempos actuales. Y, gracias al redescubrimiento de la esencia del ámbar, según Paracelso, hoy en día, uno puede “iluminarse” un poquito desde adentro.



2 comentarios:

  1. MUY CURIOSA LA HISTORIA. ....pero aynsss esto no te va a gustar...creo mucho mas en lo que la mente puede llegar a lograr,,si pone el empeño suficiente, que en cualquier otra cosa, llamese ambar o aspirinas,

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  2. Ahì està el Quid de la cuestiòn..........si se le pone empeño suficiente......me encanta que te parezca curiosa y gracias por el comentario.

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